A lo largo de estos años esas voces que se escuchaban al unisono o las ordenes de su propio creador nombrados cada cual por su tono y personalidad se los devoro uno solo, impuesto por las bajas ciudades oscuras embelesando una figura inexistente, soportado por poderosa sugestión, sin darme cuenta era solo eso una ilusión de algo acomodada a mi capricho egocéntrico llamado "Dios"
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